Empezar a escribir teatro

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“Si se supiera algo de lo que se va a escribir, antes de hacerlo, antes de escribir, nunca se escribiría. No valdría la pena.” Marguerite Duras, Escribir

Por Sol Rodríguez Seoane

[av_dropcap2 color=»green» custom_bg=»#444444″]S[/av_dropcap2]iempre digo en mis talleres de dramaturgia que «a escribir se aprende escribiendo» y que «se escribe con la mano, no con la cabeza». De nada sirve tener ideas en la cabeza si no se pueden «bajar» al papel. Es por eso que insisto en mis clases en que mis estudiantes escriban, en vivo y en directo, sin esperar nada del texto. Sin embargo, una forma de acercarse a la escritura tambien puede ser leer sobre el oficio mismo de escribir. Entonces agrego a mi premisa, «a escribir se aprende leyendo» también.

Escritores como Haruki Murakami en De que hablo cuando hablo de correr o Marguerite Duras en Escribir, nos trasladan a la tarea de la escritura. Murakami compara la actividad del novelista con la de entrenar para correr maratones. Escribir es una práctica y conlleva tanto entrenamiento como salir a correr todas las mañanas. En cuanto a Marguerite Duras, compara la tarea de la escritura con la de un espacio vacío:

“Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encontrarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. (…) Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto al libro, tiene las manos vacías, la cabeza vacía, y que, de esa aventura del libro, sólo conoce la escritura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana, con sus reglas de oro, elementales: la ortografía, el sentido.” (Escribir, 2010, pag 22)

Esta forma de pensar la escritura me resulta tranquilizadora para los que recién se inician. No es necesario pre-ocuparse por lo que se va a escribir, el texto mismo, una vez escrito, nos dirá lo que necesita para construirse. El dramaturgo inglés Harold Pinter dice que cuando escribe «sigue las claves». Creo que cada texto que uno escribe, porque sí, sin pensarlo con detenimiento, nos muestra sus «claves» para continuarlo, nos da un mensaje que no es previo a la escritura.

El pintor Francis Bacon, vanguardista y autodidacta, en una de sus entrevistas afirma que antes de iniciar un cuadro hace manchas, y espera lo que él llama «El accidente», la mancha de la cual saldrá el cuadro.

Personalmente pienso, que a escribir se aprende igual. «Manchando» el papel o la pantalla con palabras, y luego buscando la forma que esas palabras irradian.

Así que para los que quieren empezar a escribir, no tienen más que ponerse manos a la obra y hacerlo.

Un grupo de escritura, una fecha límite todas las semanas, siempre ayuda. La escritura es solitaria pero siempre requiere una alteridad, y la dramaturgia no es la excepción. Despues de todo, como dice el maestro Mauricio Kartún, «el relato se organiza en la mirada del otro».

Sol Rodríguez Seoane

Febrero de 2016

Bibliografía:

Duras, Marguerite. Escribir. Buenos Aires: Tusquets Editores, 2010.

Kartun, Mauricio. Escritos: 1975-2005, Buenos Aires, Colihue, 2006.

Murakami, Haruki. De que hablo cuando hablo de correr. Buenos Aires, Tusquets, 2007

 

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